LOS SIETE SABERES NECESARIOS A LA EDUCACIÓN DEL FUTURO DE EDGAR MORÍN

02.04.2013 19:59

Por: Johana Correa, Psicóloga en Práctica Profesional

 

En primer lugar, es importante señalar que Edgar Morín es uno de los filósofos vivos más importantes en este momento, debido a su interés por el debate entre lo real y lo imaginario, planteamientos que han abarcado a pensadores como Sócrates y Platón que comenzaron a hacer cuestionamientos acerca del hombre y su situación en la sociedad y el mundo.

 

Ahora bien, en cuanto a los siete saberes necesarios a la educación del futuro, Edgar Morín plantea:

 

Inicialmente, el saber sobre la ceguera del conocimiento: el error y la ilusión. En el cual, el autor habla de cómo el conocimiento se encuentra ciego ante el conocimiento humano por lo que es necesario introducir y desarrollar en la educación el estudio y la comprensión de las características cerebrales, mentales y culturales del conocimiento humano que permiten establecer interrogantes fundamentales sobre el mundo, sobre el hombre y sobre el conocimiento mismo. Es aquí donde el autor lleva a reflexionar acerca de la importancia de una educación que arme al ser humano para que no sigan siendo juguetes inconscientes de sus ideas y de sus propias mentiras, sino que se preparen en el combate para la lucidez.

 

En segunda instancia, se encuentran los principios de un conocimiento pertinente, en el cual, se debe tomar en cuenta el contexto, lo global, lo multidimensional y lo complejo. Es decir, es insuficiente el conocimiento de las informaciones de forma aislada, por lo tanto, hay que ubicar las informaciones en su contexto para que así adquieran sentido. Éstas a su vez deben verse de manera inter-retroactiva u organizacional, ver a la sociedad como un todo que está presente en el interior de cada individuo en su lenguaje, su saber, sus obligaciones y sus normas. Además es necesario considerar al ser humano en todas sus dimensiones; biológica, psíquica, social, afectiva y racional. Y a la sociedad en sus dimensiones históricas, económicas, sociológicas y religiosas. Por lo anterior, la educación debe favorecer la aptitud natural de la mente para hacer y resolver preguntas esenciales y estimular el empleo total de la inteligencia general. De esta manera, será más grande su facultad para tratar problemas esenciales que ha producido el Siglo XX, la cual, ha generado ceguera hacia los problemas globales, fundamentales y complejos. Y así mismo, esta ceguera ha generado innumerables errores e ilusiones comenzando por los de los científicos, técnicos y especialistas.

 

Por otro lado, está el tercer saber: enseñar la condición humana. Este, se fundamenta en que la educación del futuro deberá enseñar al ser humano a reconocerse en su humanidad común y, al mismo tiempo, a reconocer la diversidad cultural inherente a todo cuanto es humano. Entendiendo entonces, que el ser humano es resultado del cosmos, de la naturaleza, de la vida, pero debido a su humanidad misma, a la cultura, a su mente, a su conciencia; se han vuelto extraños a ese cosmos que no es secretamente íntimo. También, la educación del futuro deberá velar porque la idea de la especie humana no borre la de su diversidad. De igual forma, conservar la diversidad cultural sin perder la identidad individual.

 

El cuarto saber se establece en enseñar la identidad terrenal. Aquí el autor hace referencia al legado del siglo XX, de cómo los desechos, exhalaciones del desarrollo técnico –industrial urbano degradan la biosfera, y amenazan con envenenar irremediablemente el medio viviente del cual se hace parte, conduciendo a la humanidad al suicidio. Por lo cual, debe convertirse en uno de los mayores objetos de la educación el conocimiento de los desarrollos de la era planetaria y el reconocimiento de la identidad terrenal que serán cada vez más indispensables en el siglo XXI. Y de esta manera, despertar nuevas conciencias para ayudar a redireccionar las acciones del ser humano.

 

Otro saber, es el de enfrentar las incertidumbres. Morín  plantea la necesidad de enseñar principios de estrategia que permitan afrontar los riesgos, lo inesperado, lo incierto, y modificar su desarrollo en virtud a las nuevas informaciones adquiridas en el camino.

 

Por otra parte, el sexto saber expresa la importancia de enseñar la comprensión. Se basa en la necesidad de una comprensión mutua entre humanos como forma vital para que las relaciones humanas salgan de su estado de incomprensión. Además se debe estudiar la incomprensión que también constituye una de las bases más seguras para la educación por la paz.

 

Finalmente, Morín explica el saber de la ética del género humano. Este señala la necesidad de enseñar la ética a partir de la conciencia de que el humano es individuo, parte de una sociedad y parte de una especie. Por lo cual, la educación debe no sólo contribuir a tomar conciencia acerca de la Tierra-Patria, sino también a desarrollar la voluntad de realizar la ciudadanía terrenal.

 

BIBLIOGRAFÍA

B. Fontal, R. R. Contreras. Edgar Morín y Los siete saberes necesarios a la educación del futuro. Rev. VII Escla. Ven. De Qca., Febrero, 2006, 58-76